El gobierno chino ha puesto las cartas sobre la mesa: Según el Wall Street Journal, China ha enviado una propuesta a todos los fabricantes foráneos en la cual les remite una condición para poder vender en el mercado de ese país: si quieren vender en China, deben asociarse en una empresa de riesgo compartido sobre tecnología eléctrica e híbrida donde la mayoría la tendría la República Popular. Estas empresas se dedicarían a la introducción de componentes de sistemas híbridos así como de motores eléctricos.
La propuesta no ha sentado nada bien – como es obvio – porque pone entre la espada y la pared a la mayoría de fabricantes extranjeros, que ya para vender en China, tienen que asociarse en joint-ventures con empresas locales. Algún ejecutivo anónimo ha comentado que prácticamente se trata en poner a China al mando de la tecnología eléctrica e híbrida en el mundo y sin gastarse prácticamente nada en el desarrollo de esta tecnología.
A pesar de que se tenía hablado de una gran cooperativa para el desarrollo de automóviles híbrido y eléctricos en China, parece que el país oriental se ha propuesto “forzar” el acuerdo con los grandes desarrolladores de esta tecnología. La situación es arriesgada para las marcas porque de negarse obligaría a renunciar al mercado más grande del mundo, superando ya a Estados Unidos. Y es que hay que tener en cuenta que las ventas de automóviles en China tienen año tras año unas cifras cada vez más altas. En lo que va de año, las ventas han crecido un 18% con respecto al 2009.
Y no es que los números fueran bajos el año pasado, estamos hablando de unas ventas que superan los 13.600.000 vehículos durante el 2009. Las compañías esperaban compensar las pérdidas en el resto del mundo – principalmente América del Norte y Europa – con el fuerte incremento de las ventas en los mercados asiáticos, basándose principalmente en las ventas en este mercado asiático.
China se ha propuesto ser el lider mundial en vehículos eléctricos sin prácticamente pasar por el paso intermedio de los híbridos. El país oriental se ha dado cuenta que para sus marcas locales avancen a un ritmo más vertiginoso que el actual, no solo tienen que mejorar la calidad de los productos, sino también situarse a la vanguardia de la tecnología y parece que ha decidido apostar por no desarrollarla y “forzar” a sus desarrolladores a “compartirla” con ellos.
Personalmente me parece un paso arriesgado el que ha hecho el gigante asiático. Pero hay que tener en cuenta que mucha materia prima, así como muchos de los componentes actuales de los coches híbridos y eléctricos están saliendo de las tierras y las fábricas de este país. Y me da la impresión de que saben que tienen la sartén por el mango. Ahora solo queda esperar la respuesta de los fabricantes de automóviles ante la propuesta china.
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