Intersante artículo que colgó JC hace unas semanas en la web de Top Gear. Os recomiendo leerlo hasta el final, es muy bueno:
Cómo ya sabéis, siempre me ha gustado el Porsche 911, de la misma forma que siempre han gustado Peter Mandelson, las úlceras de boca, Grecia, el mazapán, las vacaciones en caravana, las leyes antitabaco, British Telecom, los aparatos estúpidamente complicados, el té antes de las cuatro, Piers Morgan, el vino blanco, los excursionistas, los liberal demócratas, las barbas, el Boeing 777, los científicos del calentamiento global, los radares de velocidad media y, creo que no lo había dicho antes, el tacto de una vaca.
En resumen, el 911 nunca ha sido santo de mi devoción. En broma y básicamente para hacer que me dejen tranquilo, suelo decirles a sus fans que no me gusta por el hecho de que tanto James May cómo Richard Hammond tienen uno. Pero eso no es verdad. James y Richard usan pantalones, y yo no tengo ningún problema con ellos.
También he sostenido que mi aversión viene del hecho de que se trata de un escarabajo aplastado y como resultado, fue diseñado por Hitler. Pero esto no es realmente cierto, a decir verdad.
Así que se trata del diseño, de su aspecto exterior? Pues no. Si nos fijamos en los últimos modelos de Porsche cómo el Coxster (Cayman), el Boxster "que no sabes si viene o va" -Lo deberían haber llamado Capicúa- el lamentable Cayenne y esa gárgola con ruedas a la que llaman Panamera, tenemos que dar gracias de que no cambien su forma básica. De todos modos, me gusta ese parabrisas poco inclinado y esos deseosos faros de West Higland Terrier.
Más que nada, me gusta su tamaño. Mientras otros coches han crecido y engordado, el 911 sigue siendo relativamente pequeño. Eso es bueno.
No, el problema es dónde va situado el motor. Ponerlo por detrás de las ruedas traseras es tan mala idea cómo intentar invadir Rusia sin haber cerrado el Frente Occidental. No puede funcionar de ningún modo y parece una cabezonería el intentar superar los problemas inherentes de esta disposición en lugar de darse por vencido y empezar de cero.
Sí, poner el motor en la parte trasera significa que tienes más peso sobre las ruedas motrices, por lo que, al salir desde parado, el culo del coche se hunde, lo que significa más agarre, menos pérdidas de tracción y una aceleración más rápida. Precioso. Así podrás llegar a la curva antes que tu oponente, pero luego qué? Girarás el volante, y al no haber peso sobre las ruedas delanteras, el coche subvirará, y si levantas el pie para corregirlo, el morro se hundirá, las ruedas traseras perderán adherencia y cualquier intento de corregir la derrapada resultante será inútil porqué tienes el motor detrás actuando cómo un péndulo gigante.
Si ves que te acercas a una curva con un 911 clásico, lo mejor que puedes hacer es seguir estos dos pasos:
1- Quítate el cinturón.
2- Ve al asiento de atrás.
No recuerdo que modelo de 911 conduje primero, pero había oído tantas historias de miedo sobre su caprichoso comportamiento que no me atreví a pasar de 6 km/h. Lo que significaba que tenía más tiempo para examinar el salpicadero ridículamente básico, con sus controles de la calefacción, que no parecían estar conectados a ninguna parte.
La primera vez que llevé un 911 en un circuito fue extraordinario. Cómo era un novato por aquél entonces y no sabía cómo aguantar una derrapada en un (Ford) Cortina, estaba muerto de miedo. Me pareció que sería más seguro intentar dar una vuelta en un oso.
Fueron pasando los años y pude conducir muchos tipos de 911 y nunca tuve un susto en ninguno de ellos. Pero eso era porqué sabía lo que pasaría si me acercaba al límite y por tanto me mantenía lo más lejos posible. De la misma forma que tu madre siempre se mantiene lejos del borde de un acantilado.
Hubo, sin embargo, otro inconveniente al conducir un 911 en este momento. Era que llegabas a tu destino recubierto de una capa de saliva de otra gente. Eran los ochenta. La señora Thatcher estaba ocupada, las fábricas estaban cerrando, los chicos de la ciudad había gastado todos los beneficios de British Telecom en un 911 y todo el mundo asumía que si tenías uno, es porque eras responsable del cierre de la mina de su padre. Así que carraspeaban al verte venir y te escupían. Y por lo general acertaban conmigo porque iba muy despacio.
Finalmente y gracias al amable apoyo de Tiff Needell, apredí a hacer una derrapada con un coche y a aguantarla. Pero incluso cuando lo llevo haciendo semana tras semana durante años, nunca lo he intentado con un 911. Le daría a un cámara. O a un árbol. Mejor digo que no me gusta y conduzco otra cosa.
Pero llegó el día... y fue fácil.
Era increíble. Cómo ya no me sentía intimidado por los 911, pude empezar a conducirlos rápido, lo que significaba que tenía menos posibilidades de que cayera encima la tormenta de saliva. Pero a pesar de eso, seguía sin gustarme el interior, la calefacción seguía sin funcionar y los coches que iban bien en circuito no lo hacían en carretera.
Además, en esa época, Porsche había comenzado a hacer un número increíble de variaciones. Tenías el Carrera, el Carrera S y el Carrera con cuatro ruedas motrices, con o sin techo, con pasos de rueda ensanchados o una combinación de los tres. Todo estaba diseñado, pensé, para hacer los propietarios de Porsche aún más aburridos.
A principios de este año, admiraba su diseño, y el tamaño que habían conseguido. Admiraba también el comportamiento de la mayoría de los modelos, pero me gustaban? No. Mis prejuicios estaban demasiado arraigados para hacerlo.
Pero luego vino el nuevo GT3 y no voy a detenerme en el qué y porqué, pero me encantó. No es que me gustara. Me encantaba. Tenía un splitter frontal que era tan ridículamente bajo que podía hacerle un corte de pelo a una araña, un andamio en lugar de los asientos traseros y un estúpido alerón trasero ajustable. No. No. No. Tener un alerón trasero que puede ser ajustado significa que alguien, algún día, te va a preguntar por qué. Y vas a tener que explicárselo. Y pensarán que estás loco.
Sin embargo, a pesar de sus deficiencias estéticas, y del hecho que es un 911, es un gran coche. Pasa por las rotondas como nada de lo que haya conducido. En una prueba de la manejo puro y agarre, estaría al nivel de los mejores. Y sólo cuesta 103.000€. Eso es un poco menos de la mitad de lo que pagarías por un Ferrari 458. La mitad.
Estaba tan enamorado del GT3, pensé que iba a probar más 911s, así que empecé con el GT3RS. Con colectores de admisión y escape modificados, desarrolla 15 caballos más, las ruedas son más anchas, lo mismo ocurre con las vías, y pesa 25 kilos menos. Incluso puedes rebajar 10 kg más si se añade una batería de iones de litio de 1500€ en lugar de la estándar de plomo-ácido, pero yo no haría eso porque a) no notarás la diferencia y b) alguien, algún día preguntará por qué.
No me gustó nada el RS. El GT3 es cómodo. El RS no. El GT3 tiene radio y un GPS muy bueno. El RS no. El GT3 tiene manetas en las puertas. El RS no. Y lo peor de todo, el GT3 puede usarse en el Reino Unido, y el RS no.
En serio, no puede. Está equipado con neumáticos que no funcionan por debajo de 10 grados centígrados. Lo que significa, ahora que sabemos que el calentamiento global es una tontería, no llegan a calentarse en absoluto, nunca. Salí a dar una vuelta, bajo la lluvia a principios de mayo, y en varias ocasiones, casi lo consigue. Un coche horrible. Hecho para los amantes de las tandas. O como los conocemos: frikis.
Entonces probé un 911 Turbo cabrio. Y fue bastante desagradable, cómo Richard Hammond explicó. El 911 se supone que es un deportivo. Añadirle un turbo es intentar convertirlo en algo que no es - un superdeportivo. Me pareció impreciso e inestable.
Por lo tanto, parece entonces que el GT3 no es una señal de que, después de todos estos años, Porsche está en lo correcto. Es sólo una prueba de que si sigue produciendo infinitas variaciones de una misma cosa, algún día, saldrá algo bueno. En resumen: El millón de monos al final han llegado a hacer El Mercader de Venecia.
http://www.topgear.com/uk/jeremy-clarkson/clarkson-911-07-20-2010