Interesantísimo análisis de Javier Rubio
¿Quién es mejor? ¿Messi o Xavi, en el Barcelona? ¿Cristiano Ronaldo o Xabi Alonso, en el Real Madrid? Sus respectivas trayectorias en la Fórmula 1 nos sugieren que Fernando Alonso y Felipe Massa se mueven en dimensiones diferentes. Y aunque las dos primeras carreras de la temporada parecen confirmarlo, el duelo no ha hecho más que empezar, fraguándose un enfrentamiento que, tarde o temprano acabará por explotar. Que lleve aparejada o no la polémica será otra historia.
En Albert Park se marcaron grandes diferencias en el seno de Ferrari, por primera vez. Durante los entrenamientos oficiales el piloto asturiano sacó a Felipe Massa entre medio segundo y siete décimas, un margen abismal con monoplazas iguales y en el seno de un equipo con la categoría técnica de Ferrari. Que un piloto alegue problemas –en el caso de Massa, la imposibilidad para generar temperaturas en las gomas-, y su compañero le supere con semejantes diferencias, resulta descorazonador. La cara del brasileño tras el Q3 era todo un poema.
El fin de semana pasado se volvió a ver al Massa irregular, capaz de alternar actuaciones deslumbrantes con otras por debajo de la media. Alonso, por el contrario, ha marcado las dos carreras con el sello que le caracteriza: la consistencia en todo tipo de trazados, su ritmo en carrera y su carácter incisivo en la pista. A pesar de los errores de Melbourne (y en los entrenamientos de Bahrein), que también los cometió.
Si el resultado es lo que finalmente importa, el brasileño batió a Alonso en la línea de meta. Sin embargo, la sensación que ambos dejaron tras la carrera fue diferente. Agresiva y segura la del español; 'blanda' y con un ritmo muy diferente la del brasileño. Incluso hubo de resultar embarazoso para Felipe Massa que se escucharan públicamente, a través de la radio, las indicaciones de su ingeniero para corregir cómo tomaba una curva durante la carrera.
Al final, Massa fue un 'tapón' que Alonso no quiso o no pudo levantar, a pesar de tener más ritmo que su compañero de equipo. Quizás el asturiano anticipaba una dura resistencia por parte de un Massa poco dispuesto a verse superado como en Bahrein. También cabe la posibilidad que pensara que debía cuidar las gomas, dada su estrategia a una única parada, satisfecho también con un cuarto puesto inesperado.
¿Órdenes de equipo?
Deportiva y psicológicamente, el piloto español marcó diferencias en Albert Park como no había ocurrido hasta el momento. Fue una de esas actuaciones que, en la dinámica interna de una escuadra, de repetirse, definen la jerarquía. Otro tema es que deban traducirse en órdenes de equipo ya en la segunda carrera de la temporada. Porque en honor al brasileño, conviene recordar que su carrera se ha distinguido tanto por sus pobres arranques de campeonato como por su capacidad para crecer a medida que avanza el certamen. Pero este año el brasileño está protagonizando el mejor inicio desde que debutara en la Fórmula 1. Tan solo se encuentra a cuatro puntos de Alonso.
Las órdenes de equipo podrían provocar una guerra civil mediática de consecuencias impredecibles.
Las órdenes, por tanto, ni hubieran sido justas, ni Massa las merece, a pesar de lo que digan los tifosi. Y podrían provocar una guerra civil mediática desde el comienzo de campeonato, de consecuencias impredecibles en la pista. Recordemos el ambiente en el seno de McLaren en 2007, aunque las razones fueran otras. ¿Por qué habría que pedir Ferrari a Massa que dejara pasar a Alonso en la segunda carrera de la temporada? A fin de cuentas, si el español rodaba a su estela fue debido a su propio fallo en la salida. Y si era más rápido que el brasileño, porqué no intentó adelantarle como hizo Hamilton con el español…
Alonso rezuma confianza en sus declaraciones y en su lenguaje corporal. Acaba de llegar a Ferrari y ya es líder del Mundial. Siente interiormente que juega en una liga diferente a la de Massa, y pocos discuten hoy un superior talento al de este. Pero conviene no infravalorar a quien ha vuelto a la competición como si el dramático accidente del pasado año no hubiera ocurrido. Si el F10 mantiene su actual consistencia y competitividad, llegará un momento en que tendrán que dejar a un lado la prudencia de Bahrein y Albert Park. Ambos son gallos de pelea, a pesar de que Luca Cordero de Montezemolo, esté al quite. A no ser que el desarrollo del campeonato deje descolgado a uno de los dos, tarde o temprano tendrán que chocar sus espadas. Veremos las chispas que echan.