Mercedes, en colaboración con la policía alemana, ha localizado y destruido una réplica ilegal del mítico 300 SL ‘Alas de gaviota’ construida en Alemania sin el consentimiento de Daimler AG, propietaria de los derechos del diseño de este modelo.
Una réplica de un Mercedes 300 SL ha sido confiscada por oficiales de la Policía alemana, y ha sido entregada a Daimler AG para que proceda a su destrucción. El motivo es que estaba siendo fabricada sin los permisos ni licencias oportunas, y la marca alemana tiene registrados los derechos del diseño de este modelo desde que se creó en los años 50.
El Mercedes 300 SL está considerado como una 'obra de arte’, y entre otros distintivos, fue elegido ‘Coche deportivo del siglo’ por un jurado internacional en 1999. Fue motivo de admiración desde su presentación en 1954, y cosechó triunfos deportivos tan importantes como el de la Mille Miglia italiana. El impacto mediático que causó desde un principio llevó a que la firma alemana hiciera firmar a los diseñadores del ‘Alas de gaviota’ los derechos de explotación de aquel trabajo, y desde entonces, cualquier reproducción debe contar con la aprobación de Daimler AG.
En los años 80 comenzó la tendencia a fabricar réplicas del Mercedes 300 SL, pues solo se hicieron unos 1400, y una unidad original tiene un precio que supera el millón de dólares, lo que los hace inalcanzables para la mayoría de aficionados. Las réplicas del 300 SL se fabrican normalmente uniendo una carrocería de fibra de vidrio, que pesa unos 148 kilogramos, a un chasis artesanal con mecánica Mercedes de los años 90, y exteriormente son tan parecidos a los ‘verdaderos’ que solo se diferencias en las llantas de perfil ancho.
El uso indiscriminado de su diseño llevó a Daimler AG a acudir a los tribunales, y la corte de la región alemana de Stuttgart le dio la razón finalmente en 2010. Con la intención de hacer efectiva esta sentencia, y sobre todo de persuadir a todo aquel que intentase crear una copia ‘ilegal’ del 300 SL, una de estas réplicas, tras ser confiscada policialmente, se entregó al ‘centro de piezas usadas’ de Mercedes-Benz, donde los trabajadores desmontaron el coche y destruyeron la carrocería.
Primero la seccionaron en diferentes pedazos; después la aplastaron en una prensa que aplicaba 30 toneladas de presión; y finalmente, se sellaron los restos con una ‘declaración de destrucción’. Todo este proceso se hizo en presencia de periodistas especializados, para dar publicidad y advertir de la ilegalidad de estas réplicas.
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