Mucho se ha hablado estos días sobre los coches autónomos que ha ido desplegando Google por las calles y carreteras de California. Les llaman Google Cars y son un ejemplo de que el gigante de internet es capaz de trabajar en muy diferentes campos de la ciencia. También es un ejemplo de hacia donde van los tiros en cuanto a la circulación autónoma de vehículos.
Siete coches, un Audi TT y seis Toyota Prius, han sido equipados con una serie de tecnologías para permitir su conducción autónoma. El hardware que sostiene esta capacidad consta de varios radares (tres en el frontal, uno en la trasera), una video cámara apuntando al frontal del vehículo, un Lidar (sensor rotatorio del techo) y un estimador de la posición.
Los radares trabajan para determinar la posición de los objetos que se encuentran alrededor del vehículo y el Lidar se encarga de escanear en todo momento el entorno, en un radio de casi 61 metros, para trazar un mapa tridimensional de la zona sobre la que se está moviendo el vehículo. La cámara surte de imágenes al sistema que detecta tanto las luces de los semáforos como las señales o los objetos que se mueven.
Este último punto es esencial para poder respetar las señales de circulación, cumplirlas y sobre todo que el coche sea capaz de tener en cuenta los posibles peligros como son los peatones, los ciclistas u otros vehículos. El estimador de posición detecta los pequeños movimientos que realiza el vehículo y permite añadir precisión a la localización del vehículo en el mapa.
Por supuesto el coche cuenta con un GPS de alta precisión y un sensor de movimiento que suman esfuerzos con las anteriores “partes” para ofrecer toda la información al complejo software que permiten el movimiento “inteligente” del coche sin que medie la acción humano. Según las estadísticas durante más de 1.600 Km estos coches circularon de forma completamente autónoma.
En unos 225.000 Km más de pruebas los ingenieros de Google, que viajan en todo momento dentro de los vehículos, tuvieron que realizar alguna intervención frente a diversos imprevistos pero de forma ocasional. Es decir que el asunto transcurre muy bien pero todavía hay trabajo que hacer, muchos detalles que pulir.
Ahora bien, lejos de lo que significa la investigación en este campo hay que tener en cuenta otros aspectos más allá del I+D+i (investigación + desarrollo + innovación). Google todavía no tiene claro cuál puede ser el modelo de negocio para estas tecnologías. ¿Realmente está el mundo preparado para contar con coches autónomos? Hay muchas cosas a tener en cuenta.
Por ejemplo el hecho de que podrían producirse fallos en estos vehículos, podrían ocurrir accidentes y habría que depurar responsabilidades. ¿Quién la tendría? ¿Serían esencialmente “seguros”? Al trabajar como objetos inteligentes deberían aplicárseles las conocidas Leyes de la Robótica. ¿Hasta qué punto tendríamos control sobre estos coches?
Desde luego queda mucho camino por recorrer y no sólo en el plano tecnológico, que es lo que parece que está bastante más avanzado que lo otro. KITT todavía está lejos de ser una realidad o al menos de que Google cree un coche con tanto desparpajo…
http://www.diariomotor.com/2010/10/24/google-cars-asi-pone-google-el-piloto-automatico/