DomingoMe desperté pronto y al abrir las ventanas, pude contemplar esta bella vista del pueblo de la Alberca desde mi habitación en Doña Teresa:
A la vista de que no se servía el desayuno en nuestro hotel hasta las 8:30, aproveché para acercarme a la gasolinera para llenar el depósito.
Cómo no, allí estaban algunos socios madrugadores (Alejandro, Malena y David y alguno más), haciendo lo mismo y/o lavando sus roadsters con el Karcher.
De regreso al hotel, me dio tiempo de adecentar los cristales y faros del Boxster con Cristasol antes de acudir al punto de encuentro.
Hacía una mañana espectacular y en el primer tramo, pude rodar un buen rato detrás de Yors, que incluía el paso por las angostas calles de algún pueblo recóndito.
Dejé pasar a Carlos Luna para poder observar con más detenimiento el imponente trasero de su Z4.
Finalmente, llegamos a la primera parada del día, donde pudimos contemplar el famoso Meandro del Melero, desafortunadamente, con muy poca agua.
Desde allí, Arián se incorporó como mi copiloto. Agradecí enormemente tener su compañía durante el resto de la mañana.
En el resto del tramo, anduve detrás de Ion Ander, ruteando por unos entornos muy agradables. Aquí está el último tramo grabado de esta magnífica concentración:
Alrededor de mediodía, hicimos una parada para poder despedir a los socios que emprendían el viaje de vuelta a casa: los valencianos, el Comando Zaragoza y Jotamax.
Los demás seguimos ruta por carreteras muy buenas a través de paisajes preciosos hasta llegar a la Peña de Francia, con sus asombrosas vistas.
Una vez tomado un refresco en la cafetería y contempladas las vistas, nos despedimos de Xanti y Carmen e Ion Ander y Edurne.
Julián y Marivi, que iban a volver a casa, decidieron apuntarse a la comida. Por tanto, íbamos a ser 19 en la mesa.
En la ruta hacia el restaurante, no faltaron curvas, hasta entrar en el mismísimo pueblo de Mogarraz.
El restaurante Mirasierra era una pasada, con parking VIP, y amplios y luminosos salones.
Como colofón, a la comida vinieron la mujer, jovencísimo hijo y padres de Jorvet, una gran familia.
La comida era de primera, tanto entrantes como principal - ¡Vaya chuletas!
A la salida, en el parking, se me acercaron estos tres marineros (despistados, digo yo), pidiendo que les sacase una foto, lo que hice con placer:
Luego, de vuelta para casa, el primer tramo hasta Béjar llena de curvas, con Matías como roadlider- un verdadero placer. Íbamos, Luis, Miguelvet, Julián y yo.
Cuando nos abandonó Matías, los cuatro magníficos seguimos camino hacía Madrid, llegando sobre las 21:00, exhaustos pero contentos.
¡Vaya fin de semana!
No creo que hayamos dejado un solo puerto en la provincia de Ávila sin subir, ni un solo pueblo sin atravesar.
Gracias eternas, Jorge.