Extraida del usuario pepejoaki de FC.
Estimada Sra. Seguí:
Recibo, no sin sorprenderme, su amable carta en la que me informa de los datos que, sobre mi vehículo, obran en su Dirección General.
En primer lugar, permítame que no ponga mi nombre, ya que usted tampoco lo hace en su carta. Debe usted pensar que su fama la precede, y es posible que así sea, si bien ya sabe que se puede ser famoso tanto por cosas positivas como negativas.
Quiero también decirle que no se me ocurre una forma más tonta de despilfarrar el dinero público que enviar millones de cartas para decir a los ciudadanos lo que ya sabe. Y en mi caso concreto, y supongo que en el de miles de ciudadanos más, para confundirnos sobre lo que ya sabemos. Y es que, Sra. Directora, mi coche no tiene entre siete y diez años: tiene trece, ya que la fecha de la matrícula actual que porte el coche no se corresponde en todos los casos con su antigüedad. Es decir, que sus funcionarios han errado estrepitosamente al elegir los destinatarios de su carta-despilfarro, algo que debería causarle cierto sonrojo.
Sinceramente, creo que más le hubiese valido haber puesto a esos funcionarios a atender verdaderamente al ciudadano. La DGT, que es uno de los organismos con más millones de "clientes" de la administración, tiene apenas 60 oficinas distribuidas por todo el país, con un horario escasísimo, algo que sonroja si lo comparamos, por ejemplo, con la Seguridad Social que tiene unas 800, y no digamos con entidades privadas como la banca comercial. En este sentido, la DGT continúa año a año, siendo la administración con peor servicio al ciudadano de toda España. Salvo que su sistema esté hecho para favorecer a las gestorías y no a los ciudadanos, en cuyo caso se entiende perfectamente.
Volvamos a su carta. Ya sé que tengo un coche, que tiene matrícula, que tiene seguro, y que tiene ITV. No me hace falta que me lo diga. Quizás debería centrar sus esfuerzos en los que no cumplen con esos requisitos, pero en ese caso, se perdería el sentido final de su carta: servir, con mi dinero, de vulgar correo comercial de las marcas de coches y de la industria automovilística.
Nadie se cree que un vehículo con siete años esté obsoleto. Sobre todo si se mantienen adecuadamente. Además, muchos de ellos no recorren demasiados kilómetros. Y si no se mantienen, para eso está la ITV. Ni siquiera la administración se cree su carta-despilfarro. En la última subasta de vehículos del Parque Móvil del Estado, los vehículos tenían entre 11 y 14 años de antigüedad y entre 120.000 y 230.000 kms.
Es cierto que un vehículo actual contamina menos cuando está funcionando. Pero los pocos gramos de CO2 y NOx que pueda suponer su sustitución, no son nada comparados con el brutal impacto medioambiental de cambiar un coche porque tenga siete años: producir un kilo de metal supone emitir CO2 de manera similar a recorrer 5.000 kms. Y un coche lleva 1.000 kilos de metal, por no hablar de metales raros para la electrónica, plásticos de todo tipo y un larguísimo etcétera. Mi coche emite más que un coche actual, pero muchísimo menos que lo que se emite para fabricar uno nuevo. Lo más responsable medioambientalmente es quedarse con el coche que uno tiene y que se fabriquen solamente las piezas necesarias para su funcionamiento. Lo siento por su vocación de comercial de la industria, pero es así.
Es más, me parece indecente que se dediquen mis impuestos a reducir el precio del coche -seguro que más grande, contaminante y potente que mi modesto utilitario- a aquellas personas que se quieren comprar uno nuevo. Si yo no me compro un coche porque no quiero, ¿por qué les compro uno a los demás, lo que encima supone enviar directamente mi dinero a multinacionales extranjeras?
En cuanto a la seguridad, que sin duda va avanzando, y que es un buen motivo para plantearse el cambio, quiero destacar su preocupación por la seguridad de los vehículos y su escasa preocupación por la seguridad de nuestras carreteras. La última ocurrencia han sido las advertencias de "zonas de concentración de accidentes". Pues mire: un cartel no basta. Tan pronto hayan detectado esa zona, que la DGT actúe mejorando esa carretera con nuestros impuestos, incluyendo los destinados a su "carta-despilfarro". Como ciudadano, echo de menos un protocolo de actuación inmediato y directo una vez que la administración ha detectado un "cementerio vial". Su cartelito sólo debería ser una medida pasajera, no un lavado de conciencia.
Además, me pide usted que me dé de alta en la Dirección Electrónica Vial. Pues mire, nuevamente se equivoca. Si cuando usted me dice lo que ya sé, me manda una carta, tenga la bondad de hacerlo cuando de verdad vaya a decirme algo importante. Y así, cumple usted la ley y yo me doy por enterado. Para eso sí deben servir mis impuestos (o la multa que habitualmente acompaña a la carta).
Concluye usted "recomendándome" que ponga las luces de día. Es una cosa que ya hago, porque lo considero oportuno. Pero si es usted quien lo considera oportuno, reglaméntelo como es su obligación y su trabajo. Si algún accidente se produce por no llevar esas luces, ¿no se cree usted responsable estando en su mano un cambio normativo tan sencillo? No lo puedo entender.
Humildemente, como conductor y como ciudadano, déjese de "informes de vehículos", deje de trabajar para la industria automovilística, y mejore nuestras gestiones, aclare los reglamentos, y facilite que todos los coches vayan perfectamente mantenidos, que a todos nos irá mucho mejor.
Un cordial saludo.