Bueno pues tras esta pequeña emoción que nos ha regalado Ángel con su bonito vídeo, ahí va mi
Extracto de la etapa 5Etapa otra vez corta en imágenes por mi parte, pero allá vamos intentando describir un poquito lo que fue:
Amaneció un bonito día de verano aunque más tarde el panorama cambiaría; temperatura fresquita a primera hora no en vano nuestro hotel está situado en las estribaciones de los Alpes del Sur a más 1.600 mts de altitud.
Tras la sesión detail matinal, que ya era una constante, y después de un animado desayuno pasamos a comentar un poco los detalles de la etapa, rutómetro en mano, introduciendo en la misma un pequeño cambio justo en su primera parte, y es que al igual que nos había pasado con el Mont Venotux, el hecho de haber ruteado por las gargantas de Daluis a última hora de la tarde, prácticamente ya en versión nocturna, y estando estas gargantas relativamente cerca de nuestro hotel, propuse recorrerlas ahora en visión diurna, aunque esta vez en sentido inverso, descencente, mientras que en el final de la etapa del día anterior habíamos ascendido monte arriba siguiendo la garganta. Ni que decir tiene que a todo el mundo le pareció bien....aunque era meternos kilómetros adicionales a una etapa ya de por si bastante larga...pero en este grupo a todo lo que fueran propuestas de rutear...
todo el mundo les daba la bendición papal
Otra vez nos gustaron las gargantas de Daluis, aunque lógicamente se veían diferentes con la luz del día y sin el toque de misterio que la casi penumbra de la tarde anterior les había imprimido. Tras el recorrido por las gargantas de Daluis -en las que encima nos metimos un plus de "investigación" por una minúscula carretera lateral que subía a un pueblo perdido en las montañas- vino ya sin interrupción la ruta de las gargantas de Cians, retomando ya la ruta propia de la etapa. Estas gargantas siguen un valle paralelo al de las de Daluis y tienen un aspecto parecido, con grandes paredes verticales de roca de color rojizo en la mayor parte de su recorrido. La vieja carretera, temible y peligrosa en los pasos más estrechos debido a los frecuente desprendimientos, fue sustituida hace unos años en algunos tramos por túneles que facilitan el recorrido de los vehículos y ahora esos tramos más complicados han quedado reservados a la visita peatonal. Aun así, rutear por las gargantas de Cians en su actual trazado automovilístico sigue siendo una experiencia emocionante.
Un par de fotos en las gargantas en el momento en que andábamos de paseo por los tramos peatonales de la vieja carretera.
Más tarde recorrimos el largo valle de la Tinée, al final del cual se inicia la subida al Col de la Bonette, uno de los pasos de mayor altitud de toda la cadena alpina. El trazado de la carretera es bastante impresionante y en realidad podemos decir que era el primer gran coloso alpino que hacíamos en este Tour. Habíamos subido ya un par de puertos de 1.600 metros, pero éste supone subir un kilómetro más arriba, por encima de los 2.700 mts. El inconveniente fue que en la última parte del ascenso, la más interesante por el trazado de la carretera y por el impresionante paisaje desolado de alta montaña, descargó una tormenta con lluvia moderada que nos obligó a cerrar capota, si o si
, ya que el agua caía con ganas. Creo que en esta ocasión fui yo el último en cerrarla pero finalmente no me quedó más remedio para evitar que el interior del coche no se convirtiera en una piscina. Fue una pena, porque esta lluvia en la cota superior del puerto nos impidió apreciar debidamente la grandiosidad del paisaje. Además estaba previsto que hiciésemos el recorrido a pie desde lo alto del puerto a un montículo que lo corona a más de 2.800 mts. en donde se encuentran la mesa de orientación y el vértice geodésico, pero en vista de la meteo reinante desistimos del intento.
Una foto en la subida del puerto ya en el último tercio superior del ascenso y justo cuando comenzaba a llover.
Pasada la cota superior comenzamos el descenso y no tardó mucho en escampar, lo que afortunadamente nos permitió hacer nuestro pic-nic al aire libre en la terraza de una cabaña-bar-café situada en un bonito punto panorámico de la ruta. Pedimos las bebidas, y no pusieron inconveniente a que desplegásemos nuestras viandas. Aquí en la foto pillando el material para nuestro pic-nic.
Mary y Mave delante del cartel de la ruta de la Bonette.
Tras el Col de la Bonette enlazamos casi inmediatamente la ruta del Col de Vars ya con una meteo mucho mejor. Lástima que no tengo fotos de este tramo, pese a que incluso hicimos una parada-refigerio en un refugio-cafetería que hay en lo alto del puerto, en donde había una gran animación de grupos de moteros haciendo su particular transalpina.
Entramos después en la región del Queyras a través del desfiladero de la "Combe du Queyras", ésta es una zona muy apartada de los Alpes franceses con fuerte personalidad. Ya allí tomamos la pequeña carretera que sube al Col Agnel, otro de los de mayor altitud de la cadena aunque por su trazado suave y progresivo parezca imposible que subamos a más de 2.700 mts. de altitud. En esta ruta empezamos a oír los silbidos de las marmotas, y no solo a oírlos, sino también a verlas fugazmente muy cerca de la carretera y a lo largo del recorrido. Recuerdo ahora los ilusionados comentarios de Ima y Marimar por el walkie: “Ehhh! que acabamos de ver una marmota….ehhhhyyy! que hemos visto otra…”
El Col Agnel hace frontera entre Francia e Italia. Fíjaros bien en la foto tomada en lo más alto, y es que el monumento no está ubicado en cualquier sitio, sino justamente en la línea fronteriza, y en el momento de la foto Angel, Ana, Gabi, Miguel y yo estábamos en territorio francés, en tanto que Marian, Mave, Imanol, Mary y Marimar estaban en territorio italiano, Por su parte Zcuatro posa con su pie derecho justo en la línea fronteriza.
El personal con algo más de detalle….Dicen que la cara es el espejo del alma y podéis fijaros en las de todo el grupo, de sonrisa y de felicidad
Vamos….que en realidad lo estábamos pasando fatal…!
Otra foto en el Col Agnel, en este caso frente al panel que nos indica que entramos en Italia.
Mave quiso dejar testimonio de que allí había estado el club. ¿Véis la pegatina del R.S.C?
Estábamos entretenidos charlando y disfrutando del momento cuando de repente apareció por allí una rara especie de pterodáctilo que nos dejó a todos un poco impresionados…
En la bajada del Col Agnel pillamos un bonito momento de luz en la última hora de la tarde; la pequeña carretera serpenteante que descendía a lo largo del valle estaba desierta y en el horizonte se divisaba el macizo de los Ecrins, en el corazón de los Alpes franceses, envuelto en nubes de tormenta con los rayos del sol poniente perfilándose entre las nubes y las montañas del macizo. El panorama invitaba a disfrutar del momento y recuerdo que comenté:
“chicos, prohibido hablar por el walkie en este tramo, poned vuestra música favorita, y a partir de ahora respirad hondo y disfrutad de la ruta y del paisaje”. Me consta que fue un tramo especial, y recuerdo que Ángel me seguía y al mirar por el espejo retrovisor pude observar en varios momentos en su semblante esa expresión de plena felicidad y gozo que uno solamente reserva para las grandes ocasiones.
Algo después y antes de finalizar la etapa pasamos por el pueblo de St. Véran, el más elevado de los Alpes franceses. La última foto está tomada allí; no es una foto nítida debido a la muy poca luz ambiente en la última hora de la tarde, pero aun así he querido ponerla como recuerdo de aquel momento.
Media hora después estábamos aterrizando en nuestro hotel de etapa situado en el pueblo de Arvieux en una zona de montaña y en la base de la ruta del Col del Izoard, otro de los "grandes" que haríamos en la mañana siguiente a primera hora.
Y nada más. Disculpad tan poca variedad de fotos, como ya dije en esta etapa he estado demasiado entretenido en otras cosas y muchas veces me he olvidado de la cámara
pero estoy seguro de que otros colegas van a poner muchas más fotos de esta quinta etapa que a buen seguro llenarán los muchísimos vacíos que las mías dejan.